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Hacer realidad las promesas: Dos años desde el inicio de la aplicación del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular

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Hacer realidad las promesas: Dos años desde el inicio de la aplicación del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular

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El Secretario General de las Naciones Unidas ha exhortado hoy a los Estados Miembros y a todos los asociados a que redoblen sus esfuerzos en la aplicación del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular y la protección de los derechos humanos de todos los migrantes, independientemente de su condición, en particular cuando lleven a cabo su respuesta frente a la COVID-19.

En su declaración titulada From Promise to Action: The Global Compact for Safe, Orderly and Regular Migration, el Secretario General de las Naciones Unidas destacó las repercusiones de este marco de cooperación durante los dos años transcurridos desde su adopción, al tiempo que señaló las medidas que es necesario adoptar con el fin de mejorar la gobernanza de la migración y la cooperación a todos los niveles.

Si bien la COVID-19 ha socavado considerablemente los esfuerzos consagrados a aplicar el Pacto Mundial para la Migración en muchas esferas, también ha impulsado la adopción de algunas políticas de apoyo. Entre las prácticas prometedoras cabe destacar el hecho de garantizar el acceso de todas las personas a la atención de la salud y otros servicios esenciales, independientemente de su condición migratoria; prorrogar los permisos de trabajo y residencia o regularizar la situación de los migrantes; y poner en libertad a los migrantes, incluidos los menores y las familias, que se encuentran en los centros de detención de migrantes, así como conceder prioridad a las alternativas no privativas de libertad en la comunidad. 

Además, en su declaración en video, el Secretario General también subrayó que: “No se debe estigmatizar a los migrantes ni negarles el acceso a tratamientos médicos u otros servicios públicos. Debemos fortalecer la inmunidad de nuestras sociedades frente al virus del odio” [enlace al video].

Algunos Estados han suspendido los retornos forzosos a raíz de la COVID-19, una medida que la Red ha venido solicitando con el fin de salvaguardar los derechos, la salud y la seguridad de los migrantes y las comunidades. Por su parte, otros Estados han emprendido diversas iniciativas consagradas a garantizar que las personas que retornan a su hogar reciban apoyo, en particular en lo que respecta a la realización de controles sanitarios, la provisión de una acogida y un alojamiento adecuados para aquellas personas que deciden aislarse voluntariamente o han de mantenerse en cuarentena, el acceso a los servicios de protección de la infancia y de otro tipo, y la prestación de asistencia para la reintegración.

No obstante, las reacciones a la pandemia también han exacerbado las desigualdades existentes y, con demasiada frecuencia, han deteriorado el bienestar y socavado la dignidad de los migrantes con el pretexto de salvaguardar la salud pública, a veces incluso a costa de sus vidas. Asimismo, millones de migrantes se han visto afectados por el cierre de las fronteras nacionales y las interrupciones de los viajes internacionales, y muchos se han quedado varados sin posibilidad de regresar de forma segura a su hogar. Los retornos forzosos de migrantes, incluidos aquellos llevados a cabo sin prestar la debida atención a las normas en materia de salud, seguridad y protección de la infancia, también se han intensificado durante esta pandemia y están poniendo en peligro las vidas de las personas, en particular las de miles de menores migrantes.

La pérdida de remesas que han experimentado los países de ingresos bajos y medianos como consecuencia de la COVID-19 ha tenido efectos devastadores en la vida y el bienestar de un incontable número de migrantes y sus familias, y ha revertido los avances hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. No obstante, la pandemia también ha puesto de manifiesto la función primordial que desempeñan los migrantes internacionales como trabajadores esenciales, especialmente en los ámbitos de la atención de la salud y el suministro de alimentos. 

Las respuestas frente a la COVID-19 deben prestar la misma atención a todas las personas, incluidas aquellas que se encuentren en situación de vulnerabilidad, independientemente de su condición migratoria, para que sean eficaces. Cualquier otro enfoque que se adopte constituirá un fracaso colectivo en lo que respecta a la salud pública y una violación de los derechos humanos y laborales.

Tal y como puso de manifiesto el Secretario General en su declaración, el Pacto Mundial para la Migración proporciona un marco en virtud del cual es posible abordar mejor los intereses de todas las personas. Asimismo, añadió que: “Si permanecemos unidos, podemos hacer que la migración funcione para todos”.

Muchos Estados ya se encuentran a la vanguardia de este reto. Países de todas las regiones han decidido convertirse en precursores del Pacto Mundial para la Migración y se han comprometido a compartir sus experiencias y a demostrar la utilidad de dicho Pacto en lo que respecta a la optimización de los beneficios de la migración. 

Es preciso destacar que un gran número de agentes no estatales prestan apoyo directo a los migrantes para que puedan integrarse en sus comunidades y mercados de trabajo, colaborando diariamente con las comunidades de migrantes, así como para ellas, en la primera línea de respuesta frente a la pandemia ocasionada por la COVID-19. Estas organizaciones, al prestar una asistencia vital, actúan como una red de protección social esencial. Asimismo, resulta primordial que los gobiernos y las diferentes partes interesadas actúen de manera coordinada en la elaboración de respuestas políticas ante la COVID-19 a fin de garantizar el cumplimiento de los derechos de los migrantes y el reconocimiento de sus contribuciones. 

Los próximos meses serán decisivos en lo que respecta a la consolidación de los progresos conseguidos hasta la fecha. A nivel regional, los Estados y todos los asociados proseguirán su examen de los logros alcanzados, así como de las medidas que es necesario implementar, con el fin de satisfacer las aspiraciones colectivas reflejadas en el Pacto Mundial para la Migración. Estas conversaciones regionales sentarán las bases para llevar a cabo un examen global de la aplicación del Pacto Mundial para la Migración en 2022.

La Red de las Naciones Unidas sobre la Migración reafirma el llamamiento del Secretario General para que se adopte un espíritu de cooperación y colaboración internacional con el objetivo de promover la aplicación del Pacto Mundial para la Migración. De hecho, la Red está dispuesta a brindar apoyo a los Estados Miembros en esta tarea confiriendo prioridad a los derechos humanos y el bienestar de los migrantes y sus comunidades de destino, origen y tránsito.

Finalmente, y ante la posibilidad de que se ponga fin a esta fase de la pandemia de la COVID-19, cabe destacar que el próximo año será fundamental para demostrar de qué manera el Pacto Mundial para la Migración puede propiciar un cambio positivo en las vidas de millones de migrantes y sus comunidades en todo el mundo, así como resultados tangibles para ellos. 

*Todas las referencias a Kosovo deben entenderse en el contexto de la Resolución 1244 [1999] del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.